Por: Luis De Quevedo Jiménez
Dos amigas platicando: –¿A poco sabes como era todo antes manita, en aquellas épocas cuando dicen que llegabas a una oficina pública y ni siquiera te saludaban las empleadas chocantotas, trompudas y creídas, que dizque trabajaban allí?
–Ay si, pero todo eso es muy del pasado, ahora son una chulada repletas de atenciones, en cuanto llegas, te ofrecen tu cafecito con galletitas, y te tratan de maravilla, te dan los buenos días, y te sonríen. ¡Que amabilidad!
–“También dicen que habían unas colas insoportables en los bancos, que llegaban hasta la calle, y que los gerentes eran bien chocantes, amén de las otras colas tediosas para pagar la luz, donde solo funcionaban dos cajeras cachacientas y también trompudas, cuando había en la cola como cuarenta usuarios de plantón avanzando a la velocidad de un caracol artrítico por más de una hora para poder llegar a pagar”. Claro que todo eso ya cambió con el dinamismo de la actual administración.
–Y que me dices de las colas que había en las tortillas, donde cuentan que cobraba y despachaba la misma gorda con cara de perro, mugrosa, malhumorada, sin uniforme, sin asepsia, manoseando el dinero y las tortillas al mismo tiempo, sin ninguna higiene. ¡Que asco!
–Y de como la gente tiraba la basura en las calles sin importarle nada, sin que las autoridades ni siquiera lo notaran, porque estaban preocupados y preocupadas por lo suyo, que era procurarse la papa, sonándose sus respectivas narizotas con los dedos, rascándose siempre sus partes dobles y ellas sus partes triples, buscando a quien morder pues su raquítico sueldo no les alcanzaba para nada. “Ni a los policillas, ni a las policillas”.
–¿Y que hay de las tranzotas que dicen que se traían en las oficinas de gobierno, en las cámaras de diputados, y en todas las secretarías? “Que bueno que todo eso ya desapareció manita”. “Fue aquella famosa era llamada cuaternaria, porque solo hacían las tranzas entre los puros cuates”.
–¡Imagínate! ¿“Como habrá podido vivir la gente con todas esas anomalías de aquella era”?
–Que aguante tenían esos “gueyes y huellas”, manita. Mi abuelito y abuelita me cuentan acerca de como eran los diputados de esa época. Dice que se la pasaban peleándose entre ellos por puras tonterías en vez de legislar y cuando se les ocurría hacerlo, buscaban más tonterías para fregar al propio presidente o a su señora, por ser de “otro partido y de otra partida” ¿Tu crees manita?
–Si, esos batos y batas estaban gruesos. También leí que había mucho de aquello que dieron por denominar “Corrupción”, que empezaba precisamente allí en el gobierno y que los malandrines y malandrinas salían de las cárceles con mucha facilidad, porque surgió en aquel entonces, un grupo subversivo de la “Ultra Ignorancia, llamado Derechos y Derechas Humanos y Humanas”, quienes llegaron a tergiversar los principios verdaderos de los Derechos que había establecidos. Creo que tampoco se castigaba a la delincuencia debidamente como se hace hoy en día.
–Ah y que estaban a la orden del día los robos y los asaltos en despoblado, sin que nadie le pudiera dar una solución determinante, hasta que apareció uno que los quiso mandar pa´ la ver…de selva de Tabasco, por aquello de que Tabasco es un Edén.
–¿Y que me dices de la infidelidad? –¿Y eso que es? –Pues cuando un cónyuge o cónyuga se acuesta con otra, o viceversa. Hasta decían que era pecado, o sea que no era aceptado por la religión y menos por la gente de ese entonces. ¡Con decirte que hasta se mataban!
–“No la”…
–“Si la”…
–“Ya la”…
–¿Entonces no era como ahora que todas y todos respetamos a los muchachillos y muchachillas ajenos y ajenas, aunque se nos antojen di a madres y di a padres?
–Exacto, era un verdadero desmadre y despadre manita, vivían como primitivos y primitivas. Aquello era un “Fornicadero tipo Sodoma y Gomorra”, lo hacían hasta pagando, según me dijo mi abuelito, pues había lugares especiales llamados “Table Dance”, o “antros”, (en el argot popular), que siempre se encontraban retacados de políticos, gente pudiente, tranzas y mañosos, todos entremezclados, como si fueran a pasar lista diariamente.
–¿Será cierto todo eso, o serán jaladas de tu abuelito?, porque ya ves que ya está chocheando…¡Pero ahora recuerdo que el otro día, al pasar cerca de él, me agarró las nalgas el muy mula! –“Pues que no ves que él fue de esa época. Tiene 105 años”.
–¡No judas, ni jodas! ¿Y que me dices de aquella miseria, impunidad, prepotencia, saqueos de dineros robados a petróleos y a muchas otras instituciones de gobierno?
–Pues la verdad, de eso no estoy muy enterada, pero déjame preguntarle a mi abuelito y para mañana te cuento, okey?
–Okey, de paso pregúntale si es cierto que había plantones, paros y marchas de inconformes protestando y cerrando calles y carreteras. Porque no puedo creer que los maestros hayan sido problemáticos, irresponsables, retobados y mucho menos güevones. Y que hasta hubo un encapuchado de ojo claro, que se aventó varias giras paseando con permiso y protección por medio país, haciendo como que protestaba y firmando autógrafos.
–Lo haré y también le preguntaré si es cierto que todo el dinero de la nación estaba en manos de 300 familias, habiendo por ende, pobreza extrema no reconocida, ni revelada por los medios que eran incontrolables por el gobierno, así como acerca de aquello de la impunidad y del fuero político que dicen que gozaban los ex mandatarios y muchos otros funcionarios vigentes y retirados.
–¡Eso si que no lo puedo creer, tú lo inventaste ahorita manita! “Pero tu pregúntale al viejito perversote y tentón, y mañana me dices, okey? Es más, no puedo creer ninguna de esas cosas, suenan como inventadas, como que solo pueden pasar en películas de horror, o en países donde habiten solamente sordomudos y ciegos. Ah y aquello de los viejitos pensionados que se desmayaban haciendo colas interminables para cobrar sus míseras pensiones, mismas que desde aquel entonces, en otros países, les llegaban a sus casas por correo en cheques del gobierno para ser cobrados en cualquier banco. Amén de que algunos funcionarios se clavaban la lana… ¡Eso si que menos te lo puedo creer…Te lo estás inventando manita, eso si que es inhumano!
–“Yo tampoco las puedo creer, pero a ver que día vuelves por mi casa para que mi ´abue´, te de otro agarrón de nalgas, al estilo de antes”. Eso si lo podrás creer, ¿o no?. “Continuará en un juturo o jutura, no muy lejano o lejana”…
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