La experiencia nos ha enseñado que una Actitud tolerante y apacible es un elemento esencial para poder vivir pacíficamente con nuestros semejantes y mantener buenas relaciones con las personas que encontremos en el camino de la vida diaria. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. Romanos 12.18
1. Controle su lengua. Santiago 3.5-10, Proverbios 18.21 Siempre diga menos de lo que piensa. Cultive un tono de voz bajo y agradable. El modo como dice algo es de tanta importancia como el tono en que lo dice.
2. Sea cauteloso. Especialmente al hacer promesas. Piense muy bien antes de prometer algo; si lo hace, cumpla su palabra; no importa lo que le cueste.
3. Bendiga a otros. Nunca deje pasar la oportunidad para decir una palabra amable y alentadora a alguno, o acerca de alguien. Alabe el trabajo bien hecho, no importa quién lo haya realizado. Si la crítica es necesaria, sea constructivo, no lo haga con rencor. Bendice a quienes te rodean… Efesios 1:3 dice: Que somos bendecidos con toda bendición espiritual. La palabra bendición es una palabra interesante. Se encuentra más de 450 veces en las Escrituras en diferente forma: bendecir, bendecido, bendito. No sólo podemos bendecir a Dios y Él nos bendice, pero lo maravilloso es que tenemos la facultad de bendecirnos el uno al otro. Bendecimos a otros con nuestro estilo de vida, pero también con nuestras palabras. Activamos el poder de la bendición con palabras basadas en la Palabra de Dios.
4. Interésese en los demás. Averigüe sus anhelos, su bienestar personal, sus hogares y familias. Gócese con los que se gozan; con aquellos que lloran procure aliviar su dolor, o al menos acompañarlos. Hágale sentir a la otra persona cuánto vale. Servimos a Dios al servir a otros «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10:45).
5. Sea positivo. Procure evitar un espíritu negativo. Busque la posibilidad para avanzar y ayudar a otro a hacerlo.
“La muerte y la vida están en poder de la lengua” (Prob.18:21). “Manantial de vida es la boca del justo… Plata escogida es la lengua del justo… Los labios del justo apacientan a muchos…” Proverbios 10:11
6. Conserve una mente abierta. Cuando tenga que debatir con otra persona, discuta sin airarse. Una buena señal de las mentes superiores es la de poder estar en desacuerdo con otros, pero a la vez ser amigable. “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” Mat 18:19 |
7. Permita que sus virtudes hablen por sí mismas. Rehúse hablar de los males ajenos. Evite los chismes. Tenga por regla personal no hablar de otra persona a menos que sea algo bueno o estrictamente necesario. Nos dice: ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? Amos 3:3
8. Tenga cuidado con los sentimientos ajenos. Los chistes y burlas acerca de otros no valen la pena. En muchas ocasiones pueden herir a las personas que menos nos imaginamos. El sabio calla, el tonto habla y el estúpido grita. El sabio NO dice lo que sabe… El necio NO sabe lo que dice. Por esto, hermanos míos amados, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque la ira del hombre no obra la justicia Santiago 1:19-27
9. Sepa en qué basar su autoestima. Nunca preste atención a los comentarios hirientes o críticas dirigidas a usted. Viva de tal modo que la gente no crea lo malo que alguien dice de usted. “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3).
10. No dejemos que nuestro espíritu se llene de amargura hacia los demás. Eso sólo producirá mala digestión y afectará nuestros nervios produciendo estrés. Hebreos 12:15 Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia…
11. No esté ansioso por recibir recompensas. Cumpla con su trabajo, sea paciente y mantenga siempre una disposición dulce y agradable. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” Colosenses 3: 23, 24
Melecio Calva Hernández
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