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Mis primeras zapatillas de punta

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¡Qué momento tan esperado en la vida de una bailarina: usar las puntas por primera vez!

Trabajar en puntas es delicado y doloroso, por lo tanto se requiere de mucho esfuerzo, entrenamiento, una alimentación saludable, constancia y paciencia. Generalmente muchas alumnas e incluso los padres de familia se impacientan por tener que esperar el momento para el uso de la puntas, pero no es un capricho mío o de muchas maestras con ética.

El uso de las puntas NO es recomendable antes de los 11 años de edad, ya que antes de esta edad las uniones de los huesos están incompletas, hay más cartílago que hueso sólido, es decir, los huesos no se han terminado de desarrollar. Si se empieza antes o sin el cuidado necesario puede perjudicarse seriamente la columna y por supuesto los pies.

Muchas escuelas de ballet exigen por lo menos tres años de entrenamiento antes de permitir que sus bailarinas vayan en punta.

Existen otros factores aparte de la edad, que también determinan el momento para comenzar con las puntas: los años de entrenamiento, las horas de clase a la semana, la estructura física del alumno, etc.

Podrás usar puntas cuando…

1. Seas mayor de 11 o 12 años.

2. Tus piernas y pies sean lo suficientemente fuertes y hábiles.

3. Tus músculos abdominales estén suficientemente trabajados.

4. Tu maestra diga que puedes hacerlo.

El trabajo de puntas es el más célebre y tradicional distintivo de las bailarinas clásicas. Las puntas son el secreto de su gracia y su encanto, es aquello que las hace a la vista del espectador como un ser sobrenatural y fantástico. En pocas palabras, el papel de la bailarina en el ballet no podría entenderse sin la presencia de las puntas.

El uso de las puntas dio comienzo en el siglo XIX con el auge de los ballets románticos, siendo la genial María Taglioni quien las utilizó por primera vez. El fin que se buscaba era alcanzar el máximo refinamiento y sutileza de movimiento, tal como lo requería el romanticismo, obsesionado por seres espirituales, hadas y espectros, donde las puntas adquirían especial protagonismo. Posteriormente su uso se generalizó para todas las bailarinas y en la actualidad se utilizan para la representación de todos los ballets clásicos.

Utilizar las puntas por primera vez es como un sueño hecho realidad, muchas bailarinas guardamos nuestras primeras puntas como un tesoro. Sin embargo, debemos utilizarlas con responsabilidad, con respeto hacia nuestro arte y de esta manera, poder tener una carrera más larga y duradera.

Los riesgos asociados con un comienzo demasiado temprano de las puntas

El peligro potencial para la niña por haberla puesto en puntas antes de que estuviera preparada tiene que ver con los daños a los huesos o las articulaciones y con la franja inadecuada de movilidad, fuerza y estabilidad de la alumna. Estos factores pueden causar un estrés indebido en la pierna, la pelvis y el torso.

Antes de empezar puntas es preciso fortalecer todos los músculos de la pierna, y desarrollar un control adecuado, para facilitar la alineación correcta.

Marta Lara Herrera / DANZARTEmartalarah@yahoo.com.mx

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