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La danza en los niños

Siempre he estado convencida de la importancia de la danza en los niños, por lo que ahora les presento una serie de investigaciones y conclusiones de la importancia de este arte en lo pequeños.

La danza es una forma de comunicación artística y de expresión de emociones, sentimientos, pensamientos, imágenes y estados de ánimo del ser humano. También es un medio para entretenerse, divertirse y disfrutar con movimientos rítmicos del cuerpo. Por estas razones es una actividad sumamente beneficiosa en la formación del niño al satisfacer su necesidad de expresión y creación, a través del conocimiento de su propio cuerpo, ayudándolo a descubrir las múltiples capacidades de movimiento que éste posee. Sin embargo, es necesario hacer una distinción entre bailar de manera natural y tomar una clase de danza.

Los maestros especializados en danza infantil aconsejan que la edad ideal para comenzar a estudiar danzas más complejas como clásico o contemporáneo es a partir de los 7 u 8 años, ya que el niño que lee y escribe está mejor preparado para la comprensión. Antes de esta edad, desde los 4 o 5 años, conviene recurrir a cursos de expresión corporal o de iniciación a la danza, en los cuáles el niño irá conociendo poco a poco el espacio, trabajará sobre la rítmica e incluirá la creatividad a través de la improvisación. En esta etapa, los chicos aprenden a través del juego experimentando ellos mismos como trabaja cada músculo. En líneas generales, en una primera etapa la danza infantil se compone de movimientos sencillos, organizados en un marco espacio-temporal concreto. Los elementos (pasos, enlazamientos, evoluciones) pueden ser ejercitados como formas aisladas (unidades de movimiento) o como formas elaboradas en una composición coreográfica.

Su rol en la educación

Un estudio realizado en el 2006 por científicos suecos de la Universidad de Karlstad y de la Universidad de Danza de Estocolmo concluyó que la estimulación con danza en chicos hiperactivos de entre 5 y 7 años mejora notablemente su comportamiento y rendimiento en clase. El trabajo fue llevado a cabo sobre niños afectados por el desorden de deficiencia de atención e hiperactividad (conocido como ADHD, su sigla en inglés). La directora del estudio, Erna Grönlund, indicó que los chicos «se calmaron mucho después de las clases de danza«, y que varias horas de baile «no sólo mejoraron su atención en la clase, sino que los hicieron menos agresivos«.

Por su parte, en España, en el año 2001, se analiza el lugar de la danza en la escuela y se opina que, por desconocimiento, no se ha valorado su potencial como agente educativo. El impulso innato infantil de realizar movimientos similares a los de la danza es una forma inconsciente de descarga y refuerza las facultades espontáneas de expresión. Además el empleo de la danza permitirá al niño o a la niña valerse de su movilidad para todos los fines prácticos que persiga en su vida cotidiana. Mediante el baile grupal, los chicos pueden adquirir la experiencia de ver cómo las personas se adaptan entre sí, por lo que es una forma valiosa de fomentar las relaciones sociales. Al mismo tiempo el niño ejercitará tanto la memoria auditiva (órdenes, consignas, palabras, sonidos, canciones) y motriz (posiciones individuales y relativas a los demás, pasos, figuras, gestos, y sus relaciones).

Según este informe, el valor educativo de la danza en los niños es doble: por un lado en la práctica del movimiento, y por el otro al facilitar el perfeccionamiento de la armonía personal y social. Y no debe ser omitido el beneficio más importante: por medio de la danza los chicos hacen uso de su imaginación, se comunican y disfrutan a lo grande.

Por Por Martha Lara H.

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