Creo haber descubierto el HILO NEGRO. Un hilo tan resistente, que podría ser la solución, no a todos, pero sí a muchos de los problemas de nuestro país.
Esta, “iluminación”, me llegó a las puertas de un templo. Y digo templo, no iglesia, porque IGLESIA es la gente que la forma y no el edificio al que concurre a profesar su creencia religiosa. Pero no me desvío.
Iba manejando cuando, colgada, cerca de la entrada del lugar, noté una manta con la fotografía de un hombre sonriente. Satisfecho de sí mismo y, al parecer de su trabajo. Pensé, en esta época de elecciones, que se trataría de otro candidato a diputado, gobernador, alcalde o senador. Cuán equivocado estaba.
Es la imagen del sacerdote a cargo del templo que, a manera de político, hacer saber a su grey sus logros episcopales.
Yo creía que la labor en el nombre de Dios era de humildad. “De lo que tu mano derecha haga…”, pero bueno los tiempos cambian. Lo que sí debo agradecerle es que echó a funcionar mi cerebro y creé una similitud entre la propaganda del señor Cura y la de los contendientes políticos.
Es simple: hemos sido testigos de atracos, quema de camiones, paros laborales, ejecuciones casi públicas, violaciones a los derechos e izquierdos y falta de transparencia. Todo esto ha sucedido en edificios públicos y privados, locales comerciales, escuelas, cuarteles, delegaciones de policía y lugares sin fin. MENOS en templos de cualquier orden religiosa. Ninguno ha sido atacado en manera alguna. Queman la puerta de Palacio Nacional, pero no hay pintas ni en las banquetas de la Catedral Metropolitana al otro lado de la calle. ¡Milagro! ¿Milagro? En este país (como en muchos otros tercermundistas y latinoamericanos) los templos, “las iglesias”, son más sagrados e intocables que una escuela o una universidad. Los curas, sacerdotes, pastores y reverendos más idolatrados que cualquier Presidente de la República o Héroe Nacional.
¿Por qué no entonces, sencillamente darles el PODER? Nadie los toca o agrede. Solo a aquel de la canción de Rubén Blades: El Padre Antonio y su monaguillo Andrés que acabó baleado, frente al altar, por revolucionario. Nadie los cuestiona. Su palabra es ley. Rompen sus votos de castidad, como cualquier político sus promesas de campaña y no pasa nada. Se les acusa de pederastia como a los jefes de partidos políticos de trata de blancas y cruzan el pantano en total “transparencia”. Es más, su fuero e impunidad está “por encima de este mundo”. ¡Oh, sí! La gente les perdona todo e increíblemente… les obedece. Nadie discute o investiga acerca de las propiedades de la Iglesia. Terrenos, casas, castillos, asilos, monasterios con todo y campos cultivables, conventos con todo y panadería, villas junto al mar, etc., etc., etc. ¡No pagan ni predial!
Si queremos que nuestro país esté en paz, que los cárteles se den la mano y el crimen organizado se detenga y recapacite: ¡Manden a un cura a que hable con ellos! Nada de cárcel, EXCOMUNIÓN. Nada de programa de Testigos Protegidos. FUEGO ETERNO. Si van a enviar al galardonado General González a pacificar Michoacán, asígnenle un sacerdote y no un Teniente Coronel de secretario particular. Nuestro país, nuestra gente, no necesita de policía comunitaria o federal o del ejército para entrar en razón. Necesita que los hagan sentir CULPABLES, PECADORES e INCRÉDULOS. Para eso, nadie mejor que un sacerdote. Necesitamos 32 uniformados, pero de ¡Obispos! para gobernadores. Un Secretario de Hacienda vestido de Cardenal y nadie se negaría a pagar impuestos. Cada domingo, “religiosa y ordenadamente” la gente se formaría para llenar las alcancías sin chistar a sabiendas que su dinero será usado para: OBRAS de CARIDAD. Las oficinas de este maravilloso partido político estarían obviamente en el Estado más rico del planeta: El Vaticano. Ya tenemos un enviado especial allá, manejando los dineros de las curias de todo el mundo. No sería necesario que el INE les concediera ciertos millones para campañas políticas. Es más, hasta podrían pedirles prestada alguna “villita” en la Riviera Maya para que vacacione el Director.
Adiós a la educación laica que tantos dolores de cabeza ha dado. Nada de SNTE o Secretarios Generales del Sindicato en la cárcel por enriquecimiento ilícito, uso y abuso del dinero de los trabajadores. Llamen al Señor Inquisidor.
–¿No hiciste caso de la advertencia? ¡Continuaste con tus corruptelas y tráfico de influencias! Tomaste dinero del erario y te hiciste manicura. ¿Dos casas en Coronado? Narcotráfico. Asalto y violación de Derechos. Malversación de fondos del Transporte Colectivo. Alza de precios en las casetas de peaje. No solo inflaste los cachetes sino también el presupuesto del Gasto Público para comprarle una casa a… ¿tu mamá? Ni ella te lo cree. Te sentencio a 10 horas de Garrote Vil en el Zócalo Capitalino y luego serás quemado vivo en la hoguera amarrado al asta bandera del mismísimo lugar. Traigan leña del Partido Verde.
Problema resuelto.
*Exonero a la Revista Destakados por aquello que aquí ha sido escrito. ¡No sea que los yihadistas o los Legionarios la vengan a quemar! De igual manera agradezco la nota del número anterior, que hizo alusión a los logros obtenidos en la creación de cuentos. Fue en esta revista donde me animé a escribir públicamente y no hubiera sido posible si no me lo hubieran permitido. Gracias otra vez.*
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