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El tantra

Por Dra. Rosario Diaz

La vida diaria es tu práctica espiritual. La divinidad y la materia no están separados, son uno y lo mismo.

Tantra es un género particular de enseñanzas espirituales que surgió en la India entre los años 500 y 600 de nuestra era.  Su  principal diferencia con otras enseñanzas, es que afirma la continuidad entre espíritu y materia.

Ya en las Upanisads, escrituras de la India que datan desde por lo menos 2000 años A.C. Se formulaba que Dios o la realidad última, es en verdad todo esto. Todo lo visible y lo invisible, lo temporal y lo eterno.

Aun después de esto, hubo en La India muchas filosofías dualistas antes de la llegada del Tantra. El dualismo se refiere a la separación entre espíritu y materia.  Las filosofías dualistas tienden a catalogar solo a lo eterno e imperecedero como real,  y a considerar nuestra experiencia vital como una simple ilusión.

El Tantra es una corriente del Yoga  que revolucionó al Yoga clásico y lo volvió, según mi punto de vista, mucho más rico.  Hasta ese momento, el yoga clásico despreciaba al cuerpo y lo trataba como algo separado de lo espiritual. Como algo no divino. Como algo ilusorio. De hecho consideraba a toda la materia, y a todas las emociones y sentimientos como ilusorios; separados de Dios.  El Tantra trajo una corriente no dualista en la que dijo: ¡Eey!, si estamos predicando Unicidad (unidad de todo), tenemos que reconocer que hay una sola fuente, y ¿de dónde salió lo ilusorio si hay una sola fuente?  Del mismo lugar, ¡claro!  Y proclamó a todo, absolutamente todo, incluyendo a  toda la materia y al cuerpo como parte de la Unicidad. Todo es divino.

Todo es uno. Ahora sí, realmente TODO.

Así que mis amigos, desde el punto de vista del Tantra, no hay ilusión. Hay múltiples maneras de ver la vida, y al final TODO es Dios.  Todo está incluido y nada es juzgado.

De acuerdo al Tantra claro.

Poca gente, incluyendo la gente del yoga, sabe que los primeros en realmente instaurar y sistematizar el Hatha Yoga (el yoga de las posturas) fueron los Tántricos, con su nueva idea de “no desprecio al cuerpo” y al contrario, “alto respeto al cuerpo”.  Por eso no se hace mucha mención de las posturas antes de esas fechas, ni siquiera incluso, en los Yoga Sutras de Patanjali.

El tantra nos reconoció como seres multidimensionales, con fisicalidad, emociones, pensamientos, sentimientos, intelecto y espíritu y no reconoció ilusión o separación entre ninguno de estos niveles. Los Tántricos sí consideraron al cuerpo como un portal hacia todas nuestras dimensiones y una herramienta y un aliado en nuestra búsqueda espiritual.

El Tantra nos invita a un balance entre la absorción e internalización que nos enseña el yoga clásico, y la inmersión en los sentidos, para llevar la práctica espiritual a cada momento de nuestras vidas, y para no perdernos las posibilidades que nos ofrece el estar en un cuerpo físico.

Nos propone dejar de concentrarnos en trascender el cuerpo físico y mas bien integrarlo en nuestra espiritualidad.  No nos obliga a una serie de mandamientos o reglas de comportamiento, sino a explorar en totalidad nuestra luz y nuestra oscuridad,  para integrarlas en un abrazo amoroso y así, como seres completos, íntegros, podamos estar más presentes en nuestras vidas. Sin necesidad de juzgarnos a nosotros ni a otras personas.

El Tantra contempla una sola fuente: Dios.  Esta fuente se manifiesta en muchas formas para lograr conocer la infinitud de posibilidades que guarda dentro de sí. Este mundo y este universo como los conocemos, son la manifestación de Dios. Ambos son solo “El juego de la Conciencia” como diría Swami Muktananda.

La filosofía tántrica rompe con la posibilidad de “lo bueno” y “lo malo” pues nada hay o existe que no sea voluntad y manifestación divina.  El poder ver el mundo así, nos saca de juicios y sufrimientos inútiles a los que nos sometemos diariamente.

La experiencia corpórea, con sus gozos y sufrimientos, son tu practica espiritual y son lo que te lleva a conocerte más. Nada ni nadie esta de más aquí. No hay nada que perseguir o castigar, no hay nada que perfeccionar.  Dios no se equivoca.  Cada experiencia trae una lección particular para abrir más y más nuestro corazón y acercarnos más y más a la experiencia de que estamos todos conectados. El Tantra te invita a experimentarlo con los ojos y todos los sentidos mas abiertos.

Tántrico, por cierto, no quiere decir sexual. No, no. En el Tantra sí se contempla al sexo como una parte de nuestro ser, y se le incluye como una de las posibles vías a la experiencia de la divinidad. Esta es una parte chiquita del Tantra, la que más causo escándalo claro, y por lo tanto la más conocida.

Tu cuerpo y tus sentidos, tus sentimientos y emociones y hasta tu mente, son herramientas para lograr conocer tu verdadera esencia. ¡Aprovéchalas todas!

 

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