Las pensiones constituyen un ingreso económico mensual a las personas adultas mayores, que en su edad productiva y en un tiempo determinado, prestaron su servicio laboral. Sin embargo, esta retribución resulta insuficiente ante las necesidades que presenta este grupo considerado ahora como vulnerable; y es que hoy en día el adulto mayor, se enfrenta a la problemática de falta de protección en su seguridad social, pues la sociedad mexicana ha subestimado la importancia que representan, con frecuencia son rechazados, excluidos y hasta Abandonados por sus familiares, quienes bajo el concepto de no cargar con ellos, hacen a un lado su responsabilidad social de proteger a los adultos mayores, la discriminación y el rechazo los lleva a vivir la última etapa de sus vidas bajo el yugo de la decepción y depresión, por sentirse rechazados y hasta a veces inútiles, por el mismo núcleo familiar que ellos mismos dieron origen.
Sin embargo, el problema no se limita a eso, sino que la falta de provisión de una Seguridad Social que les permita tener una calidad de vida digna ha llevado a que nuestra población de adultos mayores viva en condiciones de pobreza y necesidad, a eso agreguémosle el difícil problema económico que traerá consigo el hecho de que la población en cada generación se vea con mayor decrecimiento, lo que llevará a que en 30 años, la Población Económicamente Activa sea mucho menor en proporción a la población de ancianos que sea atendida por la seguridad social. Esto nos puede hacer notar que la PEA soportará un Producto Interno Bruto mucho mayor a la proporción que pueda otorgar, esto debido a que sobre ellos caerá el fantasma de tener una población enferma, pobre y vieja.
Hoy en día se realizan coloquios y congresos para analizar la magnitud del problema que ya tenemos encima y las formas de solución más prácticas para la sociedad, dentro de las que destacan las siguientes:
-La participación del adulto mayor en el desempeño de una actividad laboral, aprovechando sus experiencias y capacidades y sin vulnerar su salud. Ésta se da a través del llamado teletrabajo, donde el adulto mayor aprovecha las TIC´S y en videoconferencia se convierte en el asesor de una empresa.
– La elevación de la edad para jubilación, de los 60 a los 65 años para el caso de las mujeres y de los 65 a los 70 años para el caso de los hombres; con la firme intención de que su participación en el campo laboral incremente sus posibilidades de accesar a una mejor calidad de vida en su tiempo de retiro.
– La eliminación del ISR por cuanto al ingreso por pensión y/o jubilación, con el objeto de no gravar el poco ingreso que se tiene a una edad llena de necesidades.
Es necesario prestar atención a este tema, ya que como se plantea, en 30 años nosotros seremos esa población adulta mayor necesitada y carente de todos los servicios, apostémosle a la educación como la mejor solución a nuestras necesidades futuras.
Por Génesis Guinto Sotel
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