Por Fernando J. Liceaga
En alguna de estas anteriores semanas, pasó un camarada a la ya casi habitual charla de mediodía. Con esos sus modos a veces un tanto cuanto exagerados comentó su sentir acerca de la hotelería “informal” que, no tanto es que afecte sus intereses personales, pero si a los intereses comunitarios al no pagar impuestos acordes a sus entradas de efectivo.
Me quedé pensando no solo en lo informal de este rubro turístico, si no a que así es todo aquí, en Zihuatanejo e Ixtapa. Informal.
No recuerdo con exactitud cuando se acuño el término CASUAL para definir todo aquello que fuera o se viera relajado, confortable, amistoso, nada estirado o rígido. Más bien juvenil, pero usado por gente de cualquier edad. Viste casual. Vamos a un lugar casual. Moda casual.
Pero casualmente no se trataba de ir mal vestido. O que el informal lugar donde sería la reunión debiera estar feo. Hay ropa casual MUY cara y MUY bonita. Hay restaurantes, cafeterías, tiendas casuales con excelentes productos, servicio y comida. Lo informal no tiene de ninguna manera por que ser malo o mediocre. Lo cuál, claro, me lleva de regreso a esta nuestra ciudad y puerto.
Leyendo revistas especializadas en destinos turísticos y hotelería, encontré una entrevista con un prestador de servicios en uno de esos lugares de verdad de primera clase. Él se refiere a la gente que va allí como: VISITANTES. Y hace la diferenciación entre este adjetivo calificativo y el de TURISTA. El visitante interactúa con la población. Quiere conocer como vive, que come, sus lugares favoritos sus costumbres y algo muy importante respeta y gasta al hacer todo esto. El turista llega circula por los alrededores, establece sus condiciones, se apropia, es irrespetuoso y esparce muy poca derrama económica. Si, pensé al leer esto, me suena conocido en demasía. Nos hemos llenado de turistas. Pero como todo, nosotros y nadie más, tenemos la culpa de esto. Demos una vuelta imaginaria por los restaurantes que se encuentran en el Paseo del Pescador. Andador ahora engalanado con nueva sillería y botes de basura. Los lugares no solo son informales si no también faltos de cualquier arreglo que los diferencie unos de otros. Las mesas propiedad de la cervecería que montan en la playa para disfrutar del atardecer idílico, de la cena romántica que antecede al flirteo, preámbulo del amor físico no constan siquiera de algún detalle bonito. Veladoras metidas en copas en desuso son lo más que llegan a tener ¡Hay que ver a los meseros que las atienden! No tienen oficio ya de servicio. Se ven fachosos, no informales. Si los precios de sus menús fueran acordes al arreglo y atención de los lugares, estarían bastantes baratos. Hay negocios en Ixtapa que se anuncian como Zihua en marina Ixtapa. Debieran tener cuidado en no copiar los errores en servicio y calidad de platillos.
Tenemos todo para ser mejores. Poseemos una hermosa bahía que afeamos con nuestra falta de imaginación. Por que no se necesita mantelería cara para hacer que una mesa, se vea bonita. Se vea CASUAL. No hay que gastar en uniformes de Cheffwear para que el personal de cocina y comedor se vea al menos limpio y presentable. Si van a La Ropa por casualidad no dejen de entrar a la nueva hamburguesería que está frente al arco, todo casual. Ni que decir de la tan mentada hotelería informal. A cualquier cuarto en obvio descuido con televisión, cama y cajonera le llaman habitación. Hay gente en Zihuatanejo que por X circunstancia en este momento está desempleada, pero que tiene los conocimientos y la preparación para entrenar en servicio y atención al cliente a los meseros y/o personal de cualesquier restaurante u hotel. Infórmense señores dueños quién los puede asesorar para que su negocio sea hotel o restaurante deje de ser MEDIOCRE y en verdad sea CASUAL o INFORMAL, en el buen sentido de la palabra.
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